miércoles, 1 de abril de 2009

¿El rostro de la inocencia?


En la fotografía vemos la cara de una mujer bella. El pelo, las pieles que rodean su cuello, los ojos pintados. Es la cara de Brigitte Mohnhaupt, una de las activistas más importantes de la RAF. Tiene una mirada dura, una mirada que recuerda a sucesos de otra época, pero en la que no conseguimos leer nada. Fue la líder principal de la banda Baader-Meinhof durante lo que se ha llamado Otoño Alemán, y salío sólo hace unos años de prisión.

El 13 de marzo se estrenó la película RAF. Fracción del Ejército Rojo (Deer Baader-Meinhof Komplex) del director alemán Uli Edel. En un momento histórico como este y en una sociedad como en la que vivimos, es conveniente a veces hechar un vistazo atrás, ver cómo era el pasado y como lo que fue repercute en lo que es.
Para contextualizar, se explicará brevemente lo que fue y supuso la RAF. En primer lugar, hay que observar que es un fenómeno que se da en un contexto histórico muy determinado, con varios factores que hay que tener en cuenta. En primer lugar, se da en la Alemania Federal, separada por el muro y donde la tensión política se respira día a día. El escenario clave de fondo es la guerra de Vietnam, un cruento conflicto en el que el ejército norteamericano masacra a los vietnamitas en su cruzada global contra el comunismo. Los comunistas alemanes sentían las bombas de los vietnamitas y no estaban dispuestos a seguir aguantando eso. Por último, el punto de inflexión es el 68. Se dan movilizaciones en todo el planeta y empiezan a surgir nuevas formas políticas. Es el inicio de la oleada terrorista de extrema izquierda, de la OLP, de los atentados por toda Europa. Es una lucha obrera, pero ya no es solo eso. En occidente se ha producido una brecha generacional y miles de estudiantes provenientes de las clases medias llegan a la universidad. Allí se radicalizarán y harán suya la causa de los trabajadores. Estas nuevas generaciones de jóvenes radicales serán los que, mayoritariamente, empiecen los grupos de lucha armada. Lo vemos en Alemania, pero también en Italia con las Brigadas Rojas, en España con el FRAP, el GRAPO y ETA, en Irlanda con el IRA y en Francia con Action Directe, citando solo a los más importantes.

Volvamos a la fotografía. Brigitte era una mujer guapa, inteligente, de clase acomodada. Hoy seguramente sería una estudiante más, sacaría buenas notas e, igual, en su tiempo libre haría voluntariados o participaría en cualquier colectivo político. Sin embargo, nació en una época combulsa, y así se convirtió en líder de una de las bandas más sanguinarias de Europa. Hay que remarca que la gente que ha practicado la lucha armada son los últimos responsables de sus actos, son culpables, sí. Pero se ha de entender que el terrorismo no es crimen, no es algo que se deba a la maldad de las personas. Responde a unas condiciones sociales y políticas determinadas, a un contexto y a una causa que lo motiva. Estas condiciones hacen que gente que en otro contexto serían personas válidas e, incluso, un modelo a seguir, opten por una vía que no lleva a ningún sitio salvo al sufrimiento. Para entender el fenómeno no hay que mirar sólo a las personas, si no a las condiciones que se dan, lo que hace que la militancia política se convierta en violenta. Habría que erradicar los motivos y no a las pesonas.
La película de Edel ayuda a comprender lo que fue el terrorismo en Alemania, y ayuda a pensar en la situación actual .


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