sábado, 25 de abril de 2009

En otro abril...

Lourenço es el de mayor consenso entre los militares que el 25 de abril de 1974 dieron un golpe de Estado contrario al espíritu castrense hasta entonces registrado en el mundo, al calar sus bayonetas para derrocar la dictadura, desmantelar el más viejo imperio colonial del mundo, imponer la libertad y abrir paso a la democracia.

IPS: Sus camaradas de armas le califican con frecuencia como el más puro de los puros, un coronel con alma de capitán, que sigue creyendo en los ideales de hace 35 años. ¿Esto afectó su carrera?

VASCO LOURENÇO: No sólo a mi. Todos los militares que participaron en el 25 de abril y que no se arrepintieron ni cambiaron de posición fueron evidentemente perjudicados en sus carreras. La inmensa mayoría de los dirigentes de la revolución que tuvieron una intervención mayor acabaron su carrera con el grado de teniente-coronel. El trío inicial que dirigía el MFA, Vítor Alves, Otelo de Carvalho y yo, terminamos la carrera con ese grado. Melo Antunes, que era el responsable del programa político, también terminó como teniente-coronel. Las promociones a coronel (suya y de Alves), vienen más tarde, cuando ya estábamos en la reserva.

IPS: La suerte de los "capitanes de abril" fue echada el 25 de noviembre de 1975, cuando las unidades fieles al llamado "grupo de izquierda moderada", suyo y de Melo Antunes, terminó con el poder militar revolucionario, tanto comunista del general Vasco Gonçalves como de la izquierda radical del mayor Otelo de Carvalho. Pero poco después, la derecha militar se aprovechaba de la situación…

VL: El 25 de noviembre, yo fui el comandante operacional y mi adjunto fue (el general Antonio dos Santos) Ramalho Eanes (presidente portugués de 1976 a 1986). Hasta hoy asumo mi papel, no estoy arrepentido. En esa ocasión estaba el grupo de los vencedores y el grupo de los vencidos. Pero también en el grupo de los vencedores, hubo un grupo vencedor y uno vencido. Del vencedor hacíamos parte los que logramos crear condiciones para que el objetivo principal del 25 de abril, aprobar la constitución democrática, se verificase, lo que ocurrió en abril de 1976. El grupo de los vencidos dentro de los vencedores quería ir más allá, quería liquidar a los comunistas, quería "sangre" y nosotros lo paramos, no dejándoles ir hasta eso punto.

IPS: Entre éstos, el comandante del regimiento de comandos de Amadora, coronel Jaime Neves, que en la época propuso atacar militarmente las sedes del Partido Comunista, será ahora ascendido, ya en la reserva, al grado de general. ¿Por qué se decide esto justamente en vísperas de los 35 años de libertad en Portugal?

VL: El contexto político en que es realizada esa promoción es una señal preocupante. Es un acto político que pretende valorizar una postura que tiene que ver muy poco con los valores del 25 de abril. Tiene mucho más que ver con la represión. No logramos saber el porqué de esta promoción. Nos dijeron que era por acción del ejército, (pero) es falso. La iniciativa fue del presidente de Portugal (el conservador Aníbal Cavaco Silva). Es una iniciativa de carácter política que él disfrazó de militar. Es un acto que va contra todas las reglas militares. Neves, portavoz del grupo de los más duros, pasados 33 años y en el momento de las conmemoraciones del 25 de abril, va a ser promovido a general "por distinción". Con qué argumento, no lo sabemos. Lo que sí sabemos es que es una ofensa al propio 25 de abril.

IPS: El MFA pedía acabar con inmensas diferencias sociales, pero las porfiadas estadísticas sitúan hoy a Portugal como el país más injusto de la Unión Europea, la corrupción en franco aumento y con una población que cada vez confía menos en los políticos y en la justicia. ¿Quedó por cumplir cabalmente el sueño de los capitanes?

VL: Hay señales preocupantes, pero pasados 35 años la democracia es sólida y espero que no esté en peligro. Yo diría que en Portugal los problemas creados por la crisis (mundial) son muy fuertes, con indicadores que son muy preocupantes, pero la democracia aún no está en peligro, a pesar de haber señales preocupantes. Es necesario encontrar nuevas fórmulas, a través de una participación mayor de la sociedad civil, de la democracia, de las libertades y no de la represión, reencontrando los valores de la ética, el honor, la honestidad, que fueron perdidos, y acabar con la corrupción, que se expandió enormemente. Si no se recuperan esos valores, para encontrar soluciones a la crisis creo que nos colocaríamos al borde de una nueva "rebelión de los esclavos", algo que siempre creó nuevos problemas, comenzando para los propios "esclavos".

IPS: Una situación que se repite en mayor o menos grado en todo el mundo…

VL: El mundo enfrenta una situación muy complicada y las políticas hasta ahora seguidas fallaron. La crisis es fundamentalmente de valores y de consecuencias económicas demasiado fuertes. Hemos verificados estos últimos años que la defensa del primado de la economía sobre la política falló rotundamente. No me parece que esas políticas, que resultaron en fracaso, sirvan ahora para sacarnos de la crisis. Pero la historia nos enseña que la sociedad siempre encuentra salidas. En este momento, está encontrando una, que es (el presidente de Estados Unidos, Barack) Obama, pero vamos a ver si él tiene condiciones para llevar a la práctica las medidas que él mismo propone. La pregunta que se impone es: ¿Podrá implantar las medidas necesarias para superar la crisis?.

(Entrevista realizada por Mario Queiroz )

A veces conviene recordar la voz de aquellos que cambiaron el pasado para poder interpretar el presente. La "revolución de los claveles" fue un hecho histórico. Significó el fin de una dictadura que afixiaba a Portugal desde hacía ya demasiadas décadas, la llegada de una democracia, del bienestar... pero igual no significó lo que sus artífices querían. Ellos quisieron cambiar la sociedad. Eran el ejército, tenían las armas, y se vieron posibilitados a hacerlo. Sin embargo, mandaron obedeciendo, como dice otra gran voz. Los capitanes de abril mandaron a sus tropas a ocupar Lisboa esa mañana de abril obedeciendo un susurro que se escuchaba por las calles, por los montes, por los hogares, por los cuarteles. Un susurro que era ya un clamor. Obedecieron al pueblo y cambiaron las cosas. Puede que fracasarn, puede que no; pero lo hicieron. Esa mañana cambió el resto de la historia de Portugal. El análisis del que cambió la historia hace 35 años parece indicar que por lo que luchaban entonces aún hay que luchar hoy.

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